Por Oscar Alvarez de la Cuadra
Originalmente el cuarto de siglo está culturalmente asociado a importantes significados y acontecimientos . En las relaciones matrimoniales se reconoce como las llamadas bodas de plata. A las personas que cumplen esa edad se les considera su cumpleaños de plata y la entrada a una edad adulta, cuyas decisiones ya son capaces de alterar el rumbo de toda una vida. A los aficionados a la numerología lo asocian con el número 7 y su suerte cabalística, como su equivalencia a 300 meses. En fin todos los múltiplos de 25 representan algo especial y un momento solemne para celebrar, ya sean 25, 50, 75 o 100.
Específicamente hablando de la supervivencia de las organizaciones en una época difícil como esta crisis sanitaria y económica, coincide que nuestra empresa celebre 25 años certificada en ISO 9001, a 17 meses de llegar a medio siglo de fundada, en un entorno adverso donde ya muchos negocios han dejado ya de existir. Mantener un sistema de gestión de la calidad en estas circunstancias, a veces muy cuesta arriba y con el sacrificio que implica una inversión de esa magnitud, más que un hito también representa un homenaje y testimonio a la terquedad.
La idea de certificarnos, la impulsó un gran contrato, el más grande y rentable que haya tenido nuestra empresa en su existencia hasta ahora, en el que precisamente participamos en los años de 1996-97 . Con la acertada visión de mi padre, el Ing. Oscar Alvarez de la Cuadra Sánchez, Fundador y Presidente de esta empresa, se concretó algo impensable y audaz en ese tiempo para una empresa consultora. En 1996, habían muy pocas empresas certificadas en México. La norma para su certificación, ISO 9001 adolecía de un enfoque inclinado a la manufactura y no era tarea menor traducir esos requerimientos al entorno de una empresa que ofrece algo intangible y que a muchos clientes verdaderamente les duele resarcir, por esa cualidad. Tan audaz fue lo anterior, que incluso programas de negocios de aquella época como el Punto por Punto de Televisa conducido por Ramón Fregoso, se interesó en el caso de esta empresa en la cual un ingeniero industrial con 28 años de edad en ese entonces y con el liderazgo y visión de su padre y Fundador, logró formar parte del aquel entonces club exclusivo de empresas que habían accedido a esa certificación.
Durante estos 25 años no tengo pudor en confesar que tuve la idea de tomar la decisión de muchas empresas, de mantenerlo un tiempo y después dejar que el certificado expirara o simplemente no renovarlo. Los vientos en esos 25 años han sido favorables y en muchas otras ocasiones no lo han sido tanto. La seductora idea de dejar ese compromiso ha estado latente, sin embargo optamos por no hacerlo.
¿Qué razones pudieron impulsar lo anterior? La primera es la congruencia. Nuestra empresa está en el negocio de capacitar y asesorar en materia de la gestión de la calidad . Cómo entonces sería coherente que una empresa en cuya misión ha declarado ser impulsora del crecimiento, competitividad y cambio cultural en las organizaciones que atiende, no lo practique en su actuación del día a dúa.
El sistema de gestión de la calidad, en estos 25 años ha transitado por varios momentos, con respecto a las etapas por las que ha pasado. Su infancia y adolescencia que fue de 1996 hasta 2002, cuando realizamos la primera transición a la norma ISO 9001:2000, fue una etapa de consolidación y adopción para nuestra actividad. Fue aquí donde el camino su bifurca para no sólo defender la calidad como forma de vida, sino la ética e integridad en los negocios que nos llevó a obtener el Premio Ética y Valores en la Industria en sus ediciones 2003 y 2007 y más adelante formar parte de las organizaciones que ostentaron el Distintivo de Empresa Socialmente Responsable del Centro Mexicano para la Filantropía desde el 2008 hasta el 2019, esfuerzo interrumpido por la llegada de la pandemia originada por el SARS–CoV–2. La etapa de madurez considero llega en su cuarta recertificación en el 2008, cuando precisamente ISO 9001 fue enmendada en forma muy puntual. Esta etapa la marcó la decisión de realizar por motu proprio, el autodiagnóstico bajo el Anexo A de ISO 9004:2009, donde en forma contundente se demostró que llevar 12 años certificado en ese entonces, no implicaba que el sistema hubiera madurado o estuviéramos posicionada como empresa de excelencia o clase mundial . Obtuvimos 3 en una escala de 5 en cuanto a nivel de madurez con respecto a las directrices de la norma creada para sacar el mayor provecho al sistema de gestión y es la radiografía de muchos sistemas que pese a llevar años certificados no logran evolucionar del todo .
Y esta etapa de consolidación la marcó 2 hechos importantes: la transición a la versión 2015 de ISO 9001 muchos antes de la fecha límite, la transferencia en 2018 de nuestro certificado de nuestro organismo con el que lo mantuvimos 21 años con nuestro nuevo organismo certificador y finalmente las innovaciones o kakushin, parte de la mejora continua que implicó rediseñar nuestros procesos de servicio para afrontar los retos que la pandemia de Covid-19 nos puso enfrente y seguimos sorteando.
Este 12 de julio de 2021 llega una fecha especial y a su vez la antesala a una celebración que esperamos pueda concretarse: llegar a 50 años de existencia como organización el próximo día 12 pero de diciembre de 2022.
A diferencia de muchas organizaciones, haber adoptado ISO 9001 no fue por dictado de un cliente ni una hazaña meramente reactiva. Lo hicimos por convencimiento propio y como tal, el reto que se nos presentó fue demostrar que podíamos mantener y mejorar ese sistema, tanto como fuera posible. Se han ido 25 años, menos de la mitad de mi vida en lograrlo. Como responsable del rumbo de este empresa y tanto como tenga oportunidad junto con mi padre, quien ha puesto su invaluable experiencia y sabiduría, la llevemos sin óbice alguno hacia ese hito de sus 50 años.
Por lo pronto, se nos presentó la oportunidad de mantener un sistema de gestión de la calidad por 25 años, generar experiencia y conocimiento como resultado de su evolución y en mi caso conté con la salud y vida, en este entorno en que esta última es un don y una gracia, para contarlo.